Sin Mordaza El Dilema de Cazarín
En difícil dilema se encuentra el morenista más influyente del sur del estado. Y es que del visto bueno de Juan Javier Gómez Cazarín dependerá el voto de calidad para elegir a quien dar la candidatura a la diputación por el distrito XXV, aunque en la alianza Juntos Haremos Historia en Veracruz, el distrito fue cedido al verde ecologista, de sobra se sabe que en las negociaciones los resultados son otros.
La nominación de uno u otro aspirante, puede marcar para siempre su liderazgo ya que de hacerlo atinadamente se consolidará como un líder y estratega político para su partido, de lo contratio cargaría en hombros la derrota pues una de las opciones y al parecer la que está a punto de apoyar, será la del actual alcalde Catemaqueño, Julio Ortega Serrano (dicho por él mismo), quien de entrada es alcalde gracias a la malograda alianza con el Yunismo.
Ortega, sin militancia ni convicciones, ha tirado a su vez varios dardos para suceder la alcaldía, desde su cuñado Juan Rosario, hasta Julián Organista Barranca con quién recientemente se metió en tremendo problema y después le sacó el hombro al ver el riesgo sanitario que se derivó del baile masivo realizado en pleno tiempo de pandemia.
Una tras otra pifia, el accidentado alcalde camaleónico ahora busca el cobijo de Cazarín, omitiendo que durante su campaña fue quien más lo atacó y le dio portazos en en las narices a las bases morenistas que se han manifestado en contra de la postulacion del munícipe. De impulsar a Julior Ortega, Cazarín tendría como costo el desprestigio al postular a alguien que fue azul, yunista y además ni militancia morenista ha tenido.
De las bases pudiera elegir entre valiosos activos e incluso compañeros de lucha, sin embargo Cazarín está de frente al vacío a punto de dar un salto que le costaría su integridad y el mayor tropiezo en su hasta ahora limpia y marcada trayectoria política.
No es secreto que su influencia se extiende más allá de este distrito y que en tierras misantlecas también tiene puesta una pieza del intrincado ajedrez que le tocó jugar, pero de ese tema hablaremos en otra ocasión, sin mordaza y sin cortapisas pues parece ser que el actual diputado, está tomando muchos riesgos confiado de lo que le venden devaluados actores políticos, que podrian incluso al final darle una puñalada, pues Ortega Serrano no conoce lo que es lealtad.